¿Cuándo deberíamos buscar un cuidador para el adulto mayor?
Para nadie es fácil enfrentar la situación de que alguien cercano necesite de otra persona para continuar adaptándose a las nuevas rutinas que empiezan a aparecer con el paso de los años, por lo que cuando esto ocurre una buena forma de sobrellevarlo es buscando un cuidador.
La mayor parte de las causas de dependencia de las personas mayores son trastornos o enfermedades que implican un deterioro progresivo, asociado también a un creciente aumento de su necesidad de ayuda en las actividades de la vida cotidiana.
El cuidador puede ser una persona contratada para esos fines o un familiar que poco a poco vaya adquiriendo el papel o rol de cuidador, que será más o menos largo en función de múltiples factores.
Cuando una persona cercana es la que asume esta labor, especialmente al inicio del cuidado, aún no será plenamente consciente de que él será el miembro de la familia sobre el que va a recaer la mayor parte del esfuerzo y responsabilidades del cuidado y tampoco de que probablemente se encuentra en una situación que puede mantenerse durante muchos años y que, posiblemente, implique un progresivo aumento de dedicación en tiempo y energía. Sin embargo, poco a poco y sin apenas darse cuenta de ello, la persona irá integrando este nuevo rol de cuidador a su vida diaria.
Algunas de las diversas formas en que puede comenzar el cuidado son:
- Tras una enfermedad aguda y una hospitalización que requiere un período de convalecencia.
- Luego de un período de fragilidad física asociado a un envejecimiento biológico normal que, poco a poco, exige más ayuda.
- A causa de una enfermedad degenerativa de la que ya existían algunas evidencias.
Una de las situaciones más comunes y difíciles comienza cuando las personas mayores, que viven en su propio domicilio con niveles relativamente altos de independencia y autonomía funcional, se preocupan, al igual que sus familiares, por el hecho de vivir solos en sus condiciones de fragilidad, así como por algunos sucesos puntuales (por ejemplo, una caída).
En estos casos es importante plantearse si es conveniente que sigan viviendo solos, si se debe contratar un cuidador externo o si deben trasladar al adulto mayor cerca de los hijos o a la propia casa de éstos.
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La mayor parte de las causas de dependencia de las personas mayores son trastornos o enfermedades que implican un deterioro progresivo, asociado también a un creciente aumento de su necesidad de ayuda en las actividades de la vida cotidiana.
El cuidador puede ser una persona contratada para esos fines o un familiar que poco a poco vaya adquiriendo el papel o rol de cuidador, que será más o menos largo en función de múltiples factores.
Cuando una persona cercana es la que asume esta labor, especialmente al inicio del cuidado, aún no será plenamente consciente de que él será el miembro de la familia sobre el que va a recaer la mayor parte del esfuerzo y responsabilidades del cuidado y tampoco de que probablemente se encuentra en una situación que puede mantenerse durante muchos años y que, posiblemente, implique un progresivo aumento de dedicación en tiempo y energía. Sin embargo, poco a poco y sin apenas darse cuenta de ello, la persona irá integrando este nuevo rol de cuidador a su vida diaria.
Algunas de las diversas formas en que puede comenzar el cuidado son:
- Tras una enfermedad aguda y una hospitalización que requiere un período de convalecencia.
- Luego de un período de fragilidad física asociado a un envejecimiento biológico normal que, poco a poco, exige más ayuda.
- A causa de una enfermedad degenerativa de la que ya existían algunas evidencias.
Una de las situaciones más comunes y difíciles comienza cuando las personas mayores, que viven en su propio domicilio con niveles relativamente altos de independencia y autonomía funcional, se preocupan, al igual que sus familiares, por el hecho de vivir solos en sus condiciones de fragilidad, así como por algunos sucesos puntuales (por ejemplo, una caída).
En estos casos es importante plantearse si es conveniente que sigan viviendo solos, si se debe contratar un cuidador externo o si deben trasladar al adulto mayor cerca de los hijos o a la propia casa de éstos.
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